Me despierto el viernes esperando a que
ya termine la semana y pueda descansar. Me visto con ropa para
educación física, voy a la cocina y mi madre me pregunta que si sé
qué día es hoy, miro el calendario y veo que estamos a treinta de
enero y hay una paloma blanca con una ramita de olivo en el pico y
ya me acuerdo: “¡Hoy es el día de la paz!”. Voy a mi cuarto a
cambiarme y a ponerme camiseta blanca, pantalones vaqueros y zapatos
bonitos y en una bolsa: el chándal y los tenis.
A las nueve menos cuarto salimos de
casa, hacemos los mandados de la abuela para comer, la vamos a ver y
llegamos a la fila muy justos.
Empezamos las clases con música la
canción que vamos a cantar llamada:”Light a candle for peace” un
par de veces y luego, tocamos la flauta; después, toca lengua y
hacemos como un día normal a las once menos cuarto empezamos con
educación física y toda la clase va al cuarto de baño para
cambiarse porque hay deporte libre. A un cuarto de hora del recreo
porque después del recreo teníamos que cantar la canción que
ensayamos y que dos niños soltaran las palomas blancas y les tocó a
Javi, de mi clase, y a Cintia, una niña que conocí en ping-pong. Y
luego cantamos: “Volver a reír”.
Volvimos a clase, vimos algunos vídeos
sobre la paz y seguimos como una clase normal.
A las dos, cuando pitó la sirena para
irnos, fui a recoger a mi hermana que tenia la cara pintada por ella,
una cinta con una paloma pintada por ella, delante, y una tarjeta
escrita por ella que ponía: feliz día de la paz.
Nos fuimos a casa a comer y cada uno
contó lo que hizo en el colegio y me pongo a hacer lo de lengua y
algo de la ficha de matemáticas porque tengo un partido de balonmano
a las cuatro en punto, voy a la casa a cambiarme a las tres y media y
luego al partido.
Terminamos el partido ganando 5-1 y me
voy rápido a mi casa para tenerlos hechos antes de las seis y media
para tener el fin de semana libre porque a las siete en punto empiezo
piscina y tengo que ir antes y no vuelvo hasta las diez de la noche.
Cuando llego a casa, cenó, me pongo el pijama y me acuesto.
Daniel Vega Sánchez, 6º C
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